miércoles, 23 de junio de 2010

¿POR QUÉ NO SE REBELAN LOS ESCLAVOS?

Si hubiera una posteridad que nos contemplare como pasado, de la misma forma que ahora nosotros admiramos las pirámides o el machupichu, adorará nuestros monumentos, nuestros maravillosos hoteles de lujo o las torreskio, agbar... Se preguntará (como nosotros lo hacemos con el pasado) qué hizo posible semejantes y colosales obras realizadas todas ellas con esclavitud. Ese hipotético visitante del futuro se preguntará (al igual que nosotros)... ¿por qué los esclavos no se rebelaban contra un sistema que les oprimía y mataba lentamente? ¿qué oscura razón llevó al ser humano a resignarse mientras a su alrededor millones de personas como él eran explotadas y deshumanizadas? Tan sólo las rebeliones individuales (esa especie de eutanasia que significa ir a una muerte segura para salir de la agonía) mostraban irónicamente a los semejantes que no tenía sentido alguno la rebelión sin las masas.
El sistema faraónico, como el del valle de los caídos o el capitalismo, posee sus mecanismos internos para ahogar toda forma de cambio, de revolución o como se quiera llamar. Nuestra época pasará a la Historia como un misterio incomprensible en el que los esclavos se complacían en serlo, rodeados de tanta información y tan comunicados entre sí, que los árboles no les dejaban ver el bosque. Incapaces de agruparse para romper las cadenas, vivían mirando la sombra del dedo proyectada por la luna.
Pero como en cada época histórica, el efecto pendular llegará tarde o temprano, por mucho que los poderosos se empeñen en negar la evidencia. Sólo es necesario que aparezca un elegido en el preciso instante adecuado, para que la masa deje de ser el remanso de paz que proviene de la resignación y se convierta en la turba arrasadora que clama venganza; quizá no organizada, pero sí imparable. En esos instantes será cuando se personalice la aparición de un elegido que previamente habrán cantado los poetas y los profetas; todos (víctimas y verdugos) se preguntarán cómo ha sido posible llegar a esa situación, que a todos se les ha ido ya de las manos. Pero será tarde. De nuestra civilización sólo le quedará al futuro el conjunto de nuestros monumentos y obras públicas; sólo una mínima duda: ¿por qué tardaron tanto en rebelarse los esclavos?
¿Tú qué eres, qué soy yo?: ¿elegido, profeta o poeta?

2 comentarios:

  1. El otro día hablábamos con Arwez este tema, y salimos bastante depres. Un compañero nos decía que la única salida era el humor evasivo y corrosivo contra toda esta mierda, pero que al final con eso no hacemos nada, seguimos inmóviles, hieráticos... como esclavos en miniatura de un grabado egipcio.

    El texto espléndido, sería una magnífica arenga.
    ¿Nos rebelamos?

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  2. Estamos en ello, pero como bien dices... es tan difícil encontrar una puerta de salida... gracias por engrosar el grupo (seremos Espartaco redivivo, jejeje)

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