jueves, 5 de diciembre de 2013

Así es la vida

Al llegar a determinada edad... a ella le sigue gustando gustar. En cambio él ya ha renunciado -por desidia o lo que sea- y sólo quiere que le gusten. ¿Cómo decirlo? Ser gustado, quizá sea casi exacto; revolcándose en la impotencia tan bien conocida por ella. Él, resentido, piensa que es obra suya (de ella) y la desprecia (a ella). Se va con sus amigotes, tan impotentes como él: no en lo sexual, pero sí en lo humano. Quiere ser animal, casi una zorra que desprecia las frutas apetitosas, jugosas, mintiéndose que están verdes.



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