Una vez
descubierta la gravedad de la materia ¡qué bien se explica y encaja todo!
Parece imposible que antes pudiera vivirse en ese angustioso mar de ignorancia
¿no?
Cada cosa está donde está y se comporta como lo hace de acuerdo a leyes
físicas, clarificadoras. Queda perdida en la noche de los tiempos la cara que
se les debió de quedar a los humanos de entonces… la misma que se les/nos
quedará a nosotros cuando alguien sea capaz de formular la gravedad en el
espíritu.
Entonces, cuanto ahora nos parece misterioso, se tornará diáfano,
cristalino.
Nuestra cara bobalicona será lo menos importante; tambaleados los
cimientos de la realidad, los pusilánimes irán a buscar el refugio de deidades,
el amparo de superioridades… ¡qué sé yo! mil subterfugios para no tener que
enfrentar su cotidiana vida ya sin ese misterio omnipotente que todo lo
trastoca y oscurece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario