Sé que hablaréis de mí y recordaréis algunos de mis movimientos, los hechos que han jalonado mi presencia leve y fugaz en vuestras vidas; es mi destino y así lo acepto, al igual que es tan contrario el destino de tantos que han desfilado ante vosotros: ésos de quienes nunca habéis hablado, ésos que ni siquiera recordáis porque no marcaron una estela ni siquiera levemente, quienes no han dejado huella.
Os pido disculpas por decirlo en estos versos tan prosaicos, aunque se trate de algo de tal importancia y difícilmente comprensible para el común de los mortales: la excepción de vuestro silencio delata una falta de empatía, una sinceridad hurtada al humanismo; sólo sois capaces de hablar de mí cuando me ausento, sin reconoceros siquiera en el papel de llenar vuestra vida con los rumores sobre la mía. No creo ser superior ni diferente, pero vuestro trato significa que me habéis etiquetado como tal y por eso me tratáis de manera inusitada. En fin, acepto sin acritud que mi papel central conlleva el aislamiento y la incomprensión por parte de esta pandilla de cómplices (sólo entre ellos) que son los demás. ¿Aceptáis vosotros el vuestro, de rumor sin rostro amparado en la maleza… de murmurar contra el viento, sólo porque soy diferente?
Para Lucas, que ahora es Marta.
ME ENCANTA
ResponderEliminarla excepción de vuestro silencio delata una falta de empatía, una sinceridad hurtada al humanismo
brutal
abajo etiquetas, abajo prejuicios, abajo cadenas
Por desgracia, Equilibrista, estamos en unos tiempos en los que todo eso está ARRIBA, en lugar de ABAJO ;)
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