La soledad
es etérea, siempre se deja perseguir para hacerse apetecible. Su calidez, sin
embargo, no tiene piel; es todo tibio y amarillo.
Estoy
cansado de las palabras, porque todas las frases tienen un principio. Como las
partidas de ajedrez.
El panorama
es salino, por suerte. Las costas siempre me recuerdan que uno puede partir en
cualquier momento.
¿Dónde ha
ido el bullicio que hace unas horas dominaba este paisaje? Convertido en
silencio, se retira-repliega, cobardemente en su horario.
Extracto de un volumen sobre desamor, en preparación.
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