Cuando
comprendas la inextricable belleza
de mi
barriga, mi calvicie, el culo enorme y las arrugas
será porque
has entendido (y te gusta) que son el precio que pago
por los
sueños de cada día: mi hijo, mi obra, mi utopía.
Mi cerebro
blandengue también será mi empatía:
pero esto es
falsa modestia de quien aspira
a rechazar
un Nobel algún día.
Cuando
comprendas la belleza
que habita
invisible mi panza y mi culo fofo
te habré
penetrado el tercer ojo.
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