jueves, 2 de enero de 2014

A modo de aperitivo

¿Qué ocurrió realmente? Nunca llegaremos a saberlo con certeza. La memoria traiciona los recuerdos, los deforma a su antojo. Al elemento de la percepción subjetiva de los hechos (cuando se producen) hay que añadir un segundo factor: con el paso del tiempo la memoria va modelando a su antojo esos hechos, que finalmente acabarán convertidos sólo en una sombra de lo que realmente fueron; recuerdos de lo que nunca llegó a ocurrir, de un Universo alternativo que sólo ha existido en la imaginación y el deseo (tan incomunicables como personales, veleidades de veleta).
El ejemplo más claro lo tenemos en los exámenes; la mejor época es desde que se hace el examen hasta que salen las notas: cada instante que pasa hace que la esperanza en el resultado positivo crezca hasta más allá de las expectativas que objetivamente podrían tenerse… hasta alcanzar una deformación interesada tal, que sólo vuelve a la realidad en el momento de hacerse público el listado de calificaciones. Después todo se explica, claro: en último término, en el despacho correspondiente.


De unas memorias en preparación...

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