viernes, 30 de agosto de 2013

Y AHORA LO POSTEO EN EL BLOG PORQUE ME DA LA GANA

¡Qué bien estáis donde estáis! Gracias a eso, tengo distancia espacio-temporal y elementos de juicio suficientes para concluir rectamente y sacar consecuencias o conclusiones diáfanas. Como en la perspectiva clásica, ni os movéis donde estáis (en el olvido, el exilio, la desaparición) ni tampoco donde no estáis (el presente, la realidad, la importancia); conclusión: no os movéis en absoluto, permanecéis como los insectos, atrapados en ese ámbar que os encarcela pero resalta todas vuestras características, espléndidas en aquella juventud mítica.
Cada un@ de vosotr@s sois pequeñas piezas irisadas con las que voy reconstruyendo el tapiz de mi pasado, el rompecabezas que no deja lugar  para el vacío (que sería olvido, ya desterrado y por eso mismo ausente) ni para el error (el recuerdo siempre traiciona el pasado interesada y subjetivamente, reinventando a su antojo.
Surco osado la senda inhóspita del tiempo que un día se fue, descubriéndome en recuerdos como quien se mira en un espejo sin azogue. Puede que sea simplemente una aventura para superhéroes en la que soy un intruso involuntario, pero tengo la impresión de que todo aquel pasado que parecía tan diáfano en su día… sólo era el disfrazado germen de vuestra actual prisión. Y todo encaja a la perfección, como si formara parte de un plan tan paciente como desconocido o sabio; desde el presente actual puede interpretarse aquello que fue presente en su día, pero ahora cobra todo su sentido: irónico y único, sin duda. Casi tanto como justo, porque en este crisol actual, atiborrado de absurdos, puede contemplarse sin duda el resultado de una operación exacta, casi aritmética, que hace del presente un resultado que procede de su cuenta previa. Es el resultado de un ajuste de cuentas.

Inédito, extraído de un volumen de memorias en preparación.

1 comentario:

  1. Cuando alguien da voces para expresar sus sensaciones hay certeza de su miedo. Nunca lo olvide, señor bloguero, y cuide de sus miedos un poco más que de su ortotipografía. Aunque no lo parezca, son más peligrosos aquellos, y estas sus consecuencias inconscientes.

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