miércoles, 30 de enero de 2013

AKONINUR

-No hay secreto, sólo un juego de nombres en el misterio.


-Hoy morirán 5.325 seres en accidentes, pero sólo será una cifra.

-A la puerta le llaman ‘Sésamo’.

-Se llega entre laberintos mentales, aunque está oculto entre la evidencia.

-Hay un encuentro inesperado con quien esperas encontrarte: parece predestinación, pero sólo es una manera de saludarse.

-Entre la soledad de la multitud que te acompaña, encontrarás una comprensión incomprensible.

-Asistirás a la ceremonia en una intimidad excepcional, oficiada por una calavera de piedra; sobre las butacas grises y milenarias, entre una acústica perfecta… el presbiterio sólo será el colofón de algo perfecto.

-A la entrada, siempre te encuentras contigo mismo disfrazado de otras personas: te preguntas si has soñado, pero el encuentro está alterado.

-Sólo pueden entrar los iniciados. La tecnología o la fuerza son espejismos de éxito.

-El camino más corto para llegar: es la peregrinación. Sin embargo, no tiene sentido la prisa: te espera en la esencia, no en la renuncia o la urgencia.

-Cachorros que amenazan inocentes desde su ternura, amenazan con su ausencia o sus caricias.

lunes, 21 de enero de 2013

Confesiones de una sombra

Tengo 1000 ángeles en mi escritorio aguardando ardientes el momento antigris de su primer vuelo. Se amontonan en mis manos y a mi espalda, apilados obedientes y disciplinados, como un ejército justiciero que espera una señal del cielo para ir a conquistar todo ese vasto territorio invadido por la literatura basura.


Miro alrededor, tanto ángel revoloteándome puede que sea solamente una metáfora del fracaso; quizá sea el ángel del “aguarda”, de la paciencia en la confianza de ser yo mismo algún día quien ría el último.

Tengo 1000 ángeles… ¿he dicho mil? Tendré que revisarlos uno a uno, no vaya a tratarse de una variante del “timo de la estampita”.

La reflexión de ahora (de alas y plumas) sólo es un arañazo al aire, colores de mañana y esperanza.

Parece que al fin me niego a comprender, no acepto el castigo del demiurgo caprichoso que –cual diablillo travieso– me ha castigado a copiar tantas veces el mismo libro, que es mío y repito de cara al escritorio… no sé si seré capaz mañana de escenificar tanta mentira.

Si no quieres el eterno retorno de mi maldición, repetida sobre tu persona, escucha un consejo: no sigas maltratando tu corazón con la literatura.

Os he de confesar que eran mentira la belleza y el lirismo del inicio. En realidad sólo tengo 900 ángeles en el trastero, almacén de frustraciones y utopía, porque mis supuestas genialidades ni siquiera tienen salida.

jueves, 3 de enero de 2013

No podréis...

No podréis competir conmigo. Apareceré al final de la partida, cuando parezca que ya está todo decidido: alguien pensará que va a ganarla porque le ha entrado una buena mano de cartas, algo excepcional y extemporáneo, pero… para entonces ya llevaré mil años de descartes y mi repóker no será casual, ni podrá luchar contra él jugador alguno. Mi victoria no será casualidad, sino paciencia.