¡Qué
a gusto me encontraba habitando aquellos territorios marginales, sólo poblados
por individuos intrascendentes! Jugando yo mismo a zambullirme y diluirme en
atmósferas desterradas de la realidad oficial… pero con la convicción o
intuición de que algún día abandonaría (por suerte o por desgracia) esa
realidad inexistente para la vida oficialmente considerada.
Jugaba también a
sorprender espectadores con fuegos de artificio, aplicando un lanzallamas ahí
donde esperaban encontrar una cerilla… o siendo bomba cuando todo hacía prever
petardo. Países que se complacen en estar apartados del mundo, como los bellos
rincones de la Naturaleza desconocidos para el común de los turistas.