martes, 17 de enero de 2017

Propedéutica

En todas las vidas hay un punto de inflexión: a veces pasa desapercibido, otras no se reconoce como tal... en ocasiones sólo reflexionando y analizando mucho tiempo después, se da con él. Si no ha llegado aún, a esa vida le falta un punto de maduración... quizá sea necesario forzarlo. Sin él no hay crecimiento real: aunque puede darse a cualquier edad. Desde ese día nada vuelve a ser lo mismo, porque ha cambiado la lente con la que todo se examina: la mente.