jueves, 21 de enero de 2010

Extracto de "Versos prohibibles" (2007)



Aquí huele a cementerio, a orines de perro… como las familias
normales o las instituciones. Un cementerio es una institución.
Huele a domingo por la tarde y a noticias de las nueve, porque el
domingo y las noticias también son instituciones.
Tras el crepúsculo sólo resta aguardar al amanecer, mirando al fuego,
rogándole por el alma de los perros y las familias; todo eso somos
nosotros.
El fuego nos lame las manos
con sus lenguas de perro anaranjado
que ha heredado todos los crepúsculos,
mientras se oye crepitar la lejanía.
También crepitan el mar y los huesos de todos los muertos:
ambos grupos buscan los mismos jardines.
Nuestra cabeza es un jardín
en el que siempre están de fiesta los muertos,
una noria de fortunas y vanidades
que gira alrededor de blancas monedas: es lunes.
Nuestra cabeza es el mar
acomodándose en su vaso de hueso,
es una furia atada a un cuerpo.
Busca la libertad de un cementerio.

domingo, 17 de enero de 2010

"Avatar" con C de Cortázar

El escenario elegido es simbólico y sintomático; sobre las 3D de este mundo fantástico pueden rastrearse sin necesidad de mucha pericia las coordenadas del teatro de operaciones en las que desarrolla el Imperio sus impunes saqueos desde hace tantas décadas. Paisajes, expoliación de recursos ajenos, los rasgos colombianos de la piloto desertora... todo apunta a que tenemos que buscar en Pandora el significado de una realidad que está en la Tierra. De poco sirve la burda trama urdida por el autor; no es suficiente para despistarnos, como tampoco para mezclar ficción y realidad.


Una realidad diáfana, un ajuste de cuentas con Cortázar y Sudamérica: el que fuera su azote ideológico durante los 80, se ha convertido en su purgatorio en los 10; pero deliberadamente elegido para entonar públicamente el “mea culpa” por sus fechorías, aunque con voz de falsete. No es casualidad que entre esos 30 años que separan ambos momentos haya algo más que una diferencia de matices, como tampoco lo es que el cuento “La noche boca arriba” de Cortázar sea básico en la construcción de la película. Por fortuna para el Imperio, ahora el conjunto de súbditos ya no lee tanto... la consecuencia se suma al individualismo y hace desaparecer las otrora fuertes “manifestaciones sociales” de quienes se sienten (como los indígenas de la película) comprometidos con la realidad. Avatar es una descripción “aséptica” de hechos objetivos, no una ficción ni un folleto de moral; los valores quedan claros ante los ojos del espectador, el mercantilismo manda y aparecen los inevitables dos bandos de toda producción imperial.

Los hechos objetivos están en la película, pero también los tenemos cada día en nuestras noticias; la opción personal es simple: alinearse con el grupo de los “obedientes a sueldo” (llámense mercenarios, empleados, o simplemente carne de negocio) o bien ponerse del lado de quienes “tienen principios” (ética, ecología, humanidad...) La concesión de Cameron consiste en desdibujar el bien y el mal, para difuminarnos y relativizar las conclusiones; pero todos las conocemos, es bastante patente la historia reciente.
Puedes usar el cerebro y juntarte con tus amigos para plantar cara a las apisonadoras... vencerás moralmente, pero te quedarás sin la “madre tierra” (Pachamama representada por el árbol sagrado) y deberás aprender a vivir sin raíces. O puedes argumentar que eres sólo un mandado y esquilmar selvas, asesinar indígenas o robar recursos sin consecuencia penal alguna. ¿Idealista o pragmático? Éste es el dilema.
La moraleja del cuento ya nos la sabemos todos, porque la Historia no acaba como la película... ¡ni mucho menos! Los hechos objetivos se escriben en Copenhague, dejan fuera del juego a “todos los que han fumado algo ahí abajo” (el código de realidad, el sermón pragmático consiste en dejarnos claro quiénes pisan tierra firme y quiénes dan saltos infantiles) y Avatar 2 empezará cuando vuelven los terrícolas con más maquinaria bélica y de los aborígenes no queda ni la reserva. ¿Y nuestra conciencia? Pues bien tranquilita en su sofá, lejos de la taquilla y la caja registradora que hoy ha contribuido a engordar un poquito.

jueves, 14 de enero de 2010

Siete cielos y un infierno

… y me quedo ahí parado, mirando la tortilla o el escaparate, pensando en tu ausencia, y ya no sé qué viene ahora, si el verano o el invierno, y no sé si alguien me observa, pero me es indiferente porque sólo veo tu ausencia mientras recuerdo a un amigo adolescente, homónimo de mi hijo, admirado de no haberme percatado hasta hoy de que su falta de noticias coincidiera con el nacimiento, pero ni siquiera los pensamientos de muerte consiguen apartarme de tu ausencia, lo único que llena las tortillas y los nombres, los homínidos que me observan y toda la puta raza de dioses que no han sabido retenerte a mi lado…


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viernes, 1 de enero de 2010

El beso que besaba Salinas...

Hay quienes dicen que el agua no sabe a nada.

También hay quienes opinan que su sabor es tan sutil como la infancia, una fresca fuente manando en el centro del recuerdo, para saciar la sed primordial: la de libertad, que aparece antes que otras y nunca se agota. Como el beso, el agua llena la boca...

Hay quienes recuerdan el agua con los besos.

Hay quienes besan para atrapar el tiempo.