viernes, 30 de agosto de 2013

Y AHORA LO POSTEO EN EL BLOG PORQUE ME DA LA GANA

¡Qué bien estáis donde estáis! Gracias a eso, tengo distancia espacio-temporal y elementos de juicio suficientes para concluir rectamente y sacar consecuencias o conclusiones diáfanas. Como en la perspectiva clásica, ni os movéis donde estáis (en el olvido, el exilio, la desaparición) ni tampoco donde no estáis (el presente, la realidad, la importancia); conclusión: no os movéis en absoluto, permanecéis como los insectos, atrapados en ese ámbar que os encarcela pero resalta todas vuestras características, espléndidas en aquella juventud mítica.
Cada un@ de vosotr@s sois pequeñas piezas irisadas con las que voy reconstruyendo el tapiz de mi pasado, el rompecabezas que no deja lugar  para el vacío (que sería olvido, ya desterrado y por eso mismo ausente) ni para el error (el recuerdo siempre traiciona el pasado interesada y subjetivamente, reinventando a su antojo.
Surco osado la senda inhóspita del tiempo que un día se fue, descubriéndome en recuerdos como quien se mira en un espejo sin azogue. Puede que sea simplemente una aventura para superhéroes en la que soy un intruso involuntario, pero tengo la impresión de que todo aquel pasado que parecía tan diáfano en su día… sólo era el disfrazado germen de vuestra actual prisión. Y todo encaja a la perfección, como si formara parte de un plan tan paciente como desconocido o sabio; desde el presente actual puede interpretarse aquello que fue presente en su día, pero ahora cobra todo su sentido: irónico y único, sin duda. Casi tanto como justo, porque en este crisol actual, atiborrado de absurdos, puede contemplarse sin duda el resultado de una operación exacta, casi aritmética, que hace del presente un resultado que procede de su cuenta previa. Es el resultado de un ajuste de cuentas.

Inédito, extraído de un volumen de memorias en preparación.

lunes, 26 de agosto de 2013

EN EL FONDO

Imagina cómo sería un mundo dominado por filósof@s: la población normal vive tranquila; nadie quiere el poder, pues para ejercerlo es requisito imprescindible ser pobre: tener un trabajo mileurista al que hay que asistir a diario o casi (salvo las ‘horas políticas’,  un máximo de 40 mensuales); además, no tener bienes patrimoniales excepto la vivienda habitual. Dedicarse al bien común obliga a: utilizar transporte público no preferente, comer verduras y proteínas a la plancha (excepto l@s vegetarian@s), estudiar y hacer estudiar a los niños en colegios públicos, utilizar la sanidad también pública. Otro requisito es tener un currículum brillante o casi (aunque puede ser heterodoxo) que durante los últimos 20 años se haya orientado a la sabiduría y el arte por el arte, sin ánimo de lucro; el poder lo ejercen ascetas que sólo piensan en el beneficio de la comunidad, sometid@s a mecanismos que les impidan corromperse, sucumbir a las tentaciones materiales.
En ese mundo dominado por filósof@s, la casta intelectual es una especie de tecnocracia al servicio de los problemas reales de la población, que se los traslada y fiscaliza sus actividades a través de asambleas de barrio; nada piramidal, todo horizontal. Progresivamente, la educación ha hecho posible que de forma paulatina la ambición ya no esté de moda. Intermediarios, especuladores y esclavistas (en una palabra, todas las variantes del mundo financiero) son especies en vías de extinción, puesto que prácticamente ha desaparecido el dinero. Gracias a la educación también ha mejorado la dieta y la salud física de la población, cada vez menos TV y por eso ha mejorado la salud mental; el deporte se practica en lugar de ser espectáculo, porque ha dejado de ser un negocio.


Si queréis un mundo como ése, podéis llamarme: de hecho cumplo todos los requisitos… no me importaría el sacrificio de ser vuestro presidente del gobierno, a pesar de todos los esfuerzos. Si me lo pidierais, creo que podría sacrificar mi asco y mis principios antipolíticos, en el fondo no soy tan misántropo: ya estoy redactando la ‘Ley de la anarquía’ (es la misma que la de la poesía).


domingo, 25 de agosto de 2013

El tango (1)

PRIMERO
Un gaucho que pasa sin rumbo ni amor, y en el pecho dolor de vieja arboleda, canción de espina con un pedazo de vida, se va a encontrar con la fría sordidez del arrabal en Buenos Aires atrapado a sus calles, ambulando su piel.
Al verlos la Pampa es un verde pañuelo tendido en el suelo que quiere llorar con un compás de tango de antes, para poner color al dolor del inmigrante. El alba no perdona ni tiene corazón para el amor ausente tras un retazo del olvido, porque ese cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul.
Por eso gimen las noches de tan silenciosa calma y bajo el burlón mirar de las estrellas nace el tango errante y sentimental, fruto de la alegre gente en su excitación.
La milonga entre magnates con sus locas tentaciones es un pintoresco broche sobre la noche del carnaval donde muchos se embriagan con vino y otros se embriagan con besos.
Pero eso sólo es una apariencia, porque son náufragos del mundo que han perdido el corazón por los fracasos del amor, y la suya es una risa que precisa la confianza del alcohol.
En los prostíbulos se cambia el oro por las mentiras y se compra al contado el falso amor, y si nace en ellos el tango es porque la tristeza inventa flores allí donde van los que tienen perdida la fe.
Son almas que no tienen puerto porque han olvidado las rutas del mar y saben que es triste la primavera si se vive desteñida.
La alegre y triste fiesta de los que viven al ritmo del tango es la música de la carne que enciende todos los fuegos al arrullo funeral de un bandoneón.
La noche parece un pozo de sombras, y las pobres barcas sin rumbo que hacia las playas arroja el mar sin fe, sin patria, sin esperanza, inventan las notas que muerden las carnes con su motivo sensual.
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca, ni del alma manchada de carmín? Cuando los amigos que no están son el son del tango amargo conviene aprender a ser absurdo, por eso se abrazan bajo el foco muñecos de serrín.
La sangre que sufre a cada compás mientras el brazo como una serpiente se enrosca en el talle que se va a quebrar.
Así se baila el tango, mezclando los alientos, cerrando bien los ojos para oír mejor.
Para todo hay un tiempo acompasado, y el tango, que está en todas partes, hace que el amor perdido se convierta en una sombra más fuerte que la muerte, grito perdido en el olvido, paso que vuelve del fracaso, canción hecha pedazos que aún es canción.

NINGUNA

viernes, 16 de agosto de 2013

ANIVERSARIOS DE MUERTES QUE NO SON NUESTRAS

Siempre mueren los demás
Marcel Duchamp


Huellas deformadas en el rincón inservible
de batallas juveniles, rotas.
Acerco mi oído, atento:
cae la nieve, más estruendo
que derrumbarse un monumento;
mas nada parece inmutarse
en este mundo de hielo.
Nuestras vidas están cayendo
pausada e inevitablemente.
Como la nieve se desmoronan
sin crepúsculo, apocalipsis
sólo interior: para nada sirve un muerto.

Pasa un hombre, queda un dolmen.

¿Estáis o no, sordos en la quietud?
La risa fácil deviene
un lobo de carcajadas, una llena
luna hiena.
Planicie de absoluto rencor será la tierra
pues a partir de ahora
nevaré yo, no las calderas:
dormiréis entre jazmines, ignorantes
de la justicia implacable
que habita mi cabeza. Sonreíd, soy
la posteridad de una quimera
nunca soñada por imposible
y estoy ahora abriendo
una puerta en las estrellas.

Dejad paso a este héroe
ved cómo viene ancestral
a herir pechos sin corazón ¡desalmados!
Acompañan su comitiva seca
dosmil niños perplejos
con una rama de azafrán entre los dientes;
parecen dormir, pero son ciegos
y sufren entre risas su ceguera.
Al mismo tiempo arropan ese cuerpo
todos los dulces
nunca saboreados por el muerto.

Podéis volver ahora al refugio
de puñales indecentes o familias nucleares;
llamad a algún dios que facture tanto odio
lo transforme en vuestras normales existencias.
No sabéis lo que estáis viendo
al contemplar vuestra muerte. Y puede
que ser sordo cauterice, mas vulnera.
Quizá nadie lo sepa
sólo yo, pero hay algo cayendo.


Es la nieve. Es la muerte.