miércoles, 18 de diciembre de 2013

Lo siento

Siento en mi interior una dolencia
intuida, siempre nueva, desconocida.
Por si acaso fuera cáncer, mañana
pienso empezar todos mis sueños
para que la muerte no me encuentre
con tantas cuentas pendientes.
Es un dolor que no duele, es el vacío
de un corazón siempre hambriento
buscando una gota de rocío;
es el afán de lluvia que late
al fondo de la ilusión marchita,
el afán de sol para mis venas
deseando crecer siempre verdes.
Mis entrañas hierven una tormenta
pues necesitan algo que no llega
quizás está llegando a cada instante;
desde mañana forjaré mis mil sueños
a golpe de aliento y de sangre, sin miedo
y lejos ya de maldiciones o amenazas.
En mi interior anida una dolencia
emergente, imparable y gigante.
Mañana empezaré a curarla
por si acaso fuera la vida.



jueves, 5 de diciembre de 2013

Así es la vida

Al llegar a determinada edad... a ella le sigue gustando gustar. En cambio él ya ha renunciado -por desidia o lo que sea- y sólo quiere que le gusten. ¿Cómo decirlo? Ser gustado, quizá sea casi exacto; revolcándose en la impotencia tan bien conocida por ella. Él, resentido, piensa que es obra suya (de ella) y la desprecia (a ella). Se va con sus amigotes, tan impotentes como él: no en lo sexual, pero sí en lo humano. Quiere ser animal, casi una zorra que desprecia las frutas apetitosas, jugosas, mintiéndose que están verdes.