martes, 16 de febrero de 2016

Un regalo inesperado: fragmento de un relato aún inédito

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El sistema de ascensores, traicionero y con una clave incomprensible de micrófonos azul y verde, nos permite llegar a ese paisaje desvencijado: algo así como un grupo en retirada, la promoción universitaria recogiendo bártulos y haciendo la mudanza cuando ya ha terminado la carrera. Ese regusto de abandono y desamparo que deja en el alma haberse licenciado.


Los recovecos y estrecheces entre paredes desnudas, dan cuenta de un naufragio; escombros y ruinas procedentes de batallas tortuosas consigo mismo. Los habitáculos tienen puertas casi blindadas, selladas con siete cerrojos que impiden incluso escuchar a las bestias que albergan en su interior. Así y todo, parecen atractivos, tienta abrir alguna de esas entradas típicas del ‘teatro mágico’, como una pista o una advertencia, ésta tiene una cáscara de melón que pretende identificar al habitante; aquella otra, restos de yeso procedentes de algún bricolaje reciente; la de más allá es blanca y brillante, gracias a la excesiva luz que ilumina este laberinto; tan blanca como deslumbrante.

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Nada más de momento. Que no os pase nada...



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