sábado, 10 de abril de 2010

pensamiento (que suscribo) de regalo para Valle-Inclán o Quevedo


"Toma nota..."

Mañana despertaré nuevamente y el mundo será un poco más invisible. Puede que yo no sea más viejo, pero sí seré algo más lerdo (aunque con la semilla de la revolución dentro). Quizá por eso me invade el temor de no distinguir entre la realidad aquello que siempre querría lejos.

Si alguna vez me vierais recogiendo un doctorado “honoris causa”, espero la piedad y comprensión hacia mis achaques y ese nublado entendimiento: si mis percepciones están hasta ese punto alteradas, sólo cabe ya vuestra palmada, la condescendiente compasión hacia quien un día (como hoy) fuera mente lúcida y hacia el futuro proyectada.

Si alguna vez me vierais recogiendo un doctorado “horroris causa” (a mí, que no hice los cursos porque no me dio la gana), espero que lancéis sobre mi persona cualquier objeto de oficina, o una hortaliza al azar: quizá el impacto me permita recuperar la cordura y vomitar en pleno centro de tan abominable pantomima. No será una agresión, sino la obra de caridad mínima de alguna mente preclara en todo su esplendor. Pero si ni siquiera así, con este escrito, fuera yo capaz de dar instrucciones claras para todo el mundo... y en un futuro imperfecto algún gañán inaugurase una calle con mi nombre o un edificio con mi cara... espero que a la noche la placa o la efigie siempre se vean salpicadas por la pintura de un huevo iconoclasta o una pintada: el guiño de mi reencarnación en mentes preclaras.

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