Me río yo de la gripe A y de la guerra nuclear... es más mortífera la deuda, con sus daños colaterales: la muerte de los derechos sociales.
Ya podéis ir espabilando, amiguitos. Cuando el Capitalismo dé sus últimos estertores, aquí no quedará planta sobre planta; todo está siendo arrasado, sólo se verán cenizas sobre la faz del planeta. Lo de ayer, lo de hoy... sólo es el principio del fin. El Apocalipsis se llama Capitalismo: buscad entre las notas al margen de cualquier profecía. Después de su guadaña, la vida será sólo un recuerdo: por eso quienes quieran sobrevivir tendrán que aprender desde ahora, como yo hago. Aprender ante todo a ser capaces de alimentarse una semana con la goma de un sello de correos, porque cuando termine esta tormenta sólo sobreviviremos quienes sabemos contemplar los lujos y pasar de largo.
La Revolución nos espera a la vuelta de la crisis, cuando los carroñeros se hayan devorado entre sí, cuando sólo quedemos las cucarachas.
Terriblemente cierto.
ResponderEliminarJL
En mi opinión, el problema no son los carroñeros. Esos, al fin y al cabo, viven de la carne putrefacta que queda después de que las alimañas se ceben con el ganado fresco y adocenado.
ResponderEliminarJL, espero que cualquier día nos encontremos (tras el diluvio) para compartir un sello. ;)
ResponderEliminarSilgo, tienes toda la razón: no son la enfermedad, sino el síntoma que sobrevive al huésped. El virus, por el contrario, es omnipresente.